Secuelas cognitivas del cáncer infantil: cómo afectan la vida adulta y qué hacer
La tasa de supervivencia del cáncer infantil supera hoy el 85%, un logro médico que esconde una realidad menos visible: las secuelas cognitivas y emocionales que persisten décadas después del alta. Un estudio reciente publicado en el *Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology* por investigadores de St. Jude Children's Research Hospital y el Hospital for Sick Children de Toronto revela que estos efectos tardíos alteran la educación, el empleo y las relaciones sociales de los supervivientes.
Lisa M. Jacola, psicóloga de St. Jude (top-100 mundial en investigación), explica: "La quimioterapia y radioterapia en cerebros en desarrollo pueden reducir la velocidad de procesamiento o la memoria de trabajo. Un adolescente que superó un tumor cerebral a los 8 años podría necesitar el doble de tiempo para aprender matemáticas". Estos hallazgos coinciden con un metaestudio de la *OMS* que alertó en 2023 sobre el "tsunami silencioso" de discapacidad cognitiva en jóvenes curados de cáncer.
¿Qué ocurre exactamente en el cerebro?
Donald J. Mabbott, neurocientífico del Hospital for Sick Children, detalla dos mecanismos clave:
- Daño en la materia blanca: Los tratamientos interrumpen la mielinización (proceso de formación de la capa protectora de las neuronas), afectando conexiones entre áreas cerebrales.
- Reducción del hipocampo: Esta estructura, vital para la memoria, puede mostrar un volumen hasta un 15% menor según imágenes por resonancia magnética.
Los impactos varían según la edad durante el tratamiento. Kim Edelstein del Princess Margaret Cancer Centre advierte: "Un niño de 3 años sometido a radioterapia craneal tiene 4 veces más riesgo de dislexia que uno tratado a los 12". Esto explica por qué muchos supervivientes, pese a una inteligencia normal, abandonan estudios superiores: el sistema educativo no detecta sus dificultades específicas.
Factores de riesgo más allá de la medicina
El estudio analiza variables socioeconómicas determinantes:
"Supervivientes de familias con ingresos bajos tienen un 60% menos acceso a rehabilitación neuropsicológica. En Latinoamérica, donde el 70% de los hospitales pediátricos carecen de unidades de seguimiento, esto es catastrófico", señala Angela Sekely, coautora del trabajo.
En España, la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP) reporta que solo el 20% de los supervivientes recibe evaluaciones cognitivas periódicas. Un contraste brutal con países como Canadá, donde el 83% accede a estos programas gracias a iniciativas como el Hospital for Sick Children (referente mundial en oncopediatría).
Soluciones prácticas y esperanzadoras
El equipo propone estrategias escalables:
- Pantallas cognitivas automatizadas: Aplicables durante controles médicos rutinarios, como las desarrolladas por el Kennedy Krieger Institute (Baltimore).
- Adaptaciones educativas: Tiempo extra en exámenes o uso de calculadoras, medidas con un coste mínimo pero impacto enorme.
- Grupos de apoyo entre pares: Reducen el aislamiento social, según demuestra un programa piloto en Chile descrito en este estudio sobre redes sociales y salud mental.
Rachel K. Peterson, especialista en neuropsicología infantil, enfatiza: "No es suficiente salvar vidas. Debemos garantizar que esas vidas tengan calidad. Una persona que superó el cáncer a los 6 años y hoy, con 30, no puede mantener un empleo, es un fracaso del sistema".
¿Por qué debería importarte?
Imagina pagar impuestos durante años para tratamientos oncológicos millonarios que, al evitar la muerte pero ignorar las secuelas, generan adultos dependientes. O piensa en ese compañero de universidad que siempre llegaba tarde a los exámenes: quizá no era irresponsable, sino un superviviente de cáncer infantil luchando contra secuelas invisibles.
En México, donde el cáncer infantil aumentó un 13% en 5 años según la Secretaría de Salud, este tema es urgente. Como sociedad, debemos exigir protocolos de seguimiento cognitivo como parte integral de la curación. La alternativa es condenar a miles a una segunda enfermedad: la exclusión social por daños cerebrales evitables.
Fuente principal: Estudio completo en Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology
Sobre el autor: Este artículo fue redactado por el equipo editorial de Educar en Salud, especializado en divulgación científica. Los contenidos se basan en fuentes revisadas y se explican con fines informativos para el público general.
Revisión editorial: Este contenido fue verificado por el equipo editorial de Educar en Salud con base en fuentes científicas primarias y guías de salud oficiales.
Resumen: El 85% de niños supera el cáncer, pero muchos sufren daños cerebrales invisibles que impactan su educación y empleo, según estudio en St. Jude.
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