Dolor persistente tras COVID-19: un problema de salud subestimado
Uno de cada cuatro pacientes hospitalizados por COVID-19 desarrolla dolor crónico que persiste hasta un año después del alta, según revela un estudio italiano publicado en Minerva Anestesiologica, revista médica de prestigio internacional. La investigación, liderada por Matteo Castaldo de la Universidad de Aalborg (top-100 mundial en investigación), analizó a 246 supervivientes y encontró que el 26.2% sufría lo que ahora se denomina "dolor post-COVID".
Los datos son alarmantes: el dolor musculoesquelético fue el más frecuente (16.2% de los casos), seguido de cefaleas persistentes y neuropatías. Pero lo más preocupante es que estos síntomas no son pasajeros. Como explica Alessandro Viganò del IRCCS Don Carlo Gnocchi: "Estamos viendo secuelas que alteran la calidad de vida de los pacientes mucho más allá de la fase aguda de la infección".
¿Por qué persiste el dolor después del COVID?
El estudio identifica seis factores de riesgo clave:
- Síntomas post-COVID múltiples: Cuantos más efectos secundarios reporta el paciente, mayor probabilidad de desarrollar dolor crónico.
- Historial de dolor musculoesquelético: Quienes ya sufrían dolores antes de la infección tienen mayor vulnerabilidad.
- Depresión (según escala HADS-D): La salud mental juega un papel crucial en la cronificación del dolor.
- Sensibilización central (puntuación CSI elevada): El sistema nervioso se "sobrecarga" y amplifica las señales dolorosas.
- Obesidad: El exceso de peso empeora los procesos inflamatorios.
- Dolor neuropático previo: Los pacientes con historial de daño nervioso son más susceptibles.
César Fernández de las Peñas, experto en neuroplasticidad de la Universidad de Aalborg, aclara: "No es solo el virus. La combinación de inflamación prolongada, inmovilidad durante la hospitalización y factores psicológicos crea una tormenta perfecta para el dolor crónico".
Implicaciones para el sistema sanitario
Los resultados tienen consecuencias prácticas inmediatas:
- Detección temprana: Los cuestionarios CSI y HADS-D podrían usarse como herramientas de cribado en consultas post-COVID.
- Enfoque multidisciplinar: Se necesitan equipos integrados por reumatólogos, psicólogos y fisioterapeutas.
- Prevención en grupos de riesgo: Pacientes obesos o con dolor previo requerirían seguimiento especializado.
Como señala Paolo Pillastrini de la Universidad de Bologna: "Estamos ante un nuevo desafío para la salud pública. El 23% de los casos de dolor post-COVID podrían prevenirse si actuamos sobre estos factores modificables".
El estudio conecta con hallazgos recientes sobre inflamación crónica y dolor articular, sugiriendo que el COVID-19 podría acelerar procesos degenerativos. Además, la relación entre obesidad y dolor post-COVID refuerza la necesidad de abordar la inflamación sistémica en estos pacientes.
¿Qué pueden hacer los pacientes?
Los investigadores ofrecen recomendaciones basadas en sus hallazgos:
- Movimiento gradual: La actividad física supervisada reduce la sensibilización central.
- Apoyo psicológico: Terapia cognitivo-conductual para manejar el miedo al movimiento (kinesiofobia).
- Control metabólico: En pacientes con obesidad, incluso una modesta pérdida de peso mejora los síntomas.
Como reflexión final, el estudio subraya que el COVID-19 no es solo una enfermedad respiratoria. Sus efectos a largo plazo, particularmente el dolor crónico, requerirán nuevos modelos de atención. *Según la OMS*, las secuelas post-COVID podrían convertirse en una de las mayores cargas para los sistemas de salud en la próxima década.
Fuente principal: Estudio completo en Minerva Anestesiologica
Sobre el autor: Este artículo fue redactado por el equipo editorial de Educar en Salud, especializado en divulgación científica. Los contenidos se basan en fuentes revisadas y se explican con fines informativos para el público general.
Revisión editorial: Este contenido fue verificado por el equipo editorial de Educar en Salud con base en fuentes científicas primarias y guías de salud oficiales.
Resumen: 26% de hospitalizados por COVID desarrollan dolor crónico. Estudio identifica obesidad y depresión como factores clave según Universidad de Aalborg.
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